La Paz, Baja California Sur.– No hay plazo que no llegue ni fecha que no se cumpla, y para todos aquellos que les tocó el muñequito de la rosca, es tiempo de pagar, este jueves 2 de febrero, y “ponerse” con los tamales.
Más de uno habrá escondido el pequeño niño dios de plástico que halló en el tradicional platillo de día de reyes, otros incluso habrán tratado de tragárselo para evitar así pagar la tamaliza del Día Candelaria, pero la tradición indica que es un buen signo encontrar el pequeño Jesús en la rosca del 6 de enero.
Así es que si todavía no los compró, hay tiempo de buscar en los consabidos puntos de esta capital o en otras ciudades del estado, al vendedor que a grito pelado o con megáfono vocea: “¡Hay tamales! ¡Lleve sus ricos y deliciosos tamales!”.
El tamal es uno de los platillos más famosos de la gastronomía mexicana, que tiene sus orígenes en la historia prehispánica y que junto con nuestra cultura se ha fusionado con costumbres europeas y religiosas.
En nuestro país, el estilo de tamal varía de acuerdo a la región.
“Ahorita estoy preparando de res, este es el chile pasilla que se utiliza, la carne de res, la verdura, papas, cebolla y chile. La carne ya está adobada, la verdura también hay que adobarla, la hoja de plátano cocerla y cortar de la hoja los mecatitos para amarrarlos. ¿De cuál es el que más pide la gente? El de res, el de costillita de puerco, que es el tradicional de aquí, que lleva aceituna y pasas”, comentó José Luis Mendoza Rubiel, encargado de un negocio de comida mexicana de la localidad.
Es en este día cuando innumerables familias, grupos de amigos y en los centros de trabajo se dan cita para degustar este platillo, la mayoría de las veces cumpliendo con el compromiso adquirido el seis de enero, cuando -de acuerdo a la tradición- a quien le sale la figura del Niño Dios en la rosca le corresponderá brindar tamales.
“La rosca el día seis y al que le tocó el mono, los tamales. Aquí todos los años me mandan a hacer muchos, con sopita de frijol, es el platillo tradicional de aquí, con sopa y tamales, sopa fresca”, prosiguió José Luis.
“Los tamales, que son típicos de aquí. Tamales choyeros, riquísimos. Convivencia en la oficina, de hecho a eso vengo, porque me mandaron los compañeros por tamales”, comentó Marisol, mientras esperaba su orden de tamales.
“La rosca la hacemos en familia, no me tocó mono, le tocó a mis hijos y a mis nietos, al rato vamos a estar juntos”, añadió don Manolo Geraldo, trabajador municipal retirado.
“Hasta eso que tengo mucha suerte, compramos una rosca muy grande pero no me tocó, pero acostumbramos invitar personas para que coman tamalitos, a los hijos y nietos y todos. Es la costumbre de toda la gente, nosotros a eso venimos ahorita, para llevarnos unos tamalitos. Mis favoritos son de carne de res, de costillita de res, nada de puerco porque es dañino”, señaló por su parte la Doña Margarita.
El origen de la celebración
Quizás haya quienes no sepan qué significa realmente el día de la Candelaria, y es que de acuerdo a su significado ahora se sabe que es una fiesta que se celebra en honor a la “Virgen de la Candelaria”, o también conocida como “La Virgen María de La Candelaria”; virgen que tiene origen en Tenerife, una isla perteneciente a España, de donde se derivó el termino candelero o candela, que hace referencia a la luz santa que guía al buen camino.
En cuanto al origen de la fiesta de la Candelaria, surge en el Oriente nombrado el “Encuentro”, donde unos años más tarde esta tradición se fue extendiendo hacia el Occidente durante el siglo VI y después hasta Roma, y así hasta llegar a cada parte del mundo que fue adoptando esta costumbre.
Esta fiesta religiosa se conoce y se celebra con diferentes nombres: La Presentación del Señor, La Fiesta de Las Candelas o La Fiesta de La Luz; exaltando que Cristo es la luz del mundo quien vino a iluminar a todos como una vela o una candela y quien fue presentado por su madre ante el templo, y es aquí donde surge el nombre de la Candelaria.
Esta tradición que cada año se festeja gracias al Día de Reyes y donde la mayoría se reúnen ya sea en familia, en el trabajo, con los amigos o en la escuela para partir y comer la llamada rosca, y a quien le toque o salga el muñeco -término que se utiliza coloquialmente- tendrá que dar los tamales, champurrado o atole; esta celebración tiene orígenes prehispánicos pues en aquella época los habitantes de varios poblados llevaban a la iglesia mazorcas con el fin de que estas fueran bendecidas para sembrarlas posteriormente y así cumplir con el ciclo agrícola.
Este proceso o ritual que hacían los antepasados, junto con el 2 de febrero que de acuerdo al Calendario Azteca era el primer día del año y se celebraba en honor a Tláloc, Chalchiuhtlicue y Quetzalcóatl, coincidió con el mismo día que en la religión católica se dice se presentó al Niño Jesús ante el Templo de Jerusalén.
Es de esta manera que se mezclan las tradiciones indígenas con las españolas, y desde eso se empieza a celebrar el Día de La Candelaria, pero en otros estados del país, incluso en la Ciudad de México, se festeja de un muy diferente a como se hace en Baja California Sur.
Por ejemplo, hay personas que tienen la costumbre de que cada 2 de febrero llevan al “Niño Dios” a la iglesia para que escuchen misa, y para ello los visten de diferente colores dependiendo de las veces que se ha llevado a la iglesia, y en otros lugares solo se acostumbra comer los tamales en familia, en el trabajo e incluso en la escuela.
Pero habrá quienes se pregunten: ¿Por qué se acostumbra comer tamales en vez de otro platillo? y la razón es muy sencilla, porque los tamales se preparaban desde la época prehispánica para las ofrendas que se hacían a los dioses, y estas las hacían y se siguen haciendo en base de maíz.