Mal empieza este año para los adictos a la nicotina. Este pasado 15 de enero entró en vigor la nueva ley antitabaco 2023 que de tan perra brava que viene, se antoja difícil de que se pueda aplicar a cabalidad.
Ya saben ustedes que en México las leyes tienen muy buen uso como sustituto del papel higiénico.
Y es que en nuestro país hay 14.9 millones de fumadores de tabaco, de acuerdo con la ENA – Encuesta Nacional de Adicciones- y con esta importante cantidad de mexicas, metiéndose humo a los pulmones a ver quién los logra hacer entrar al orden.
Nomás para que se den una idea de cómo andamos en adicciones; personas que fuman mariguana son 5.7 millones, según datos de la misma encuesta.
Con los cambios hechos a esta disposición, las medidas se encaminan a desalentar cualquier incentivo por fumar a partir de retirar de la vista de los consumidores, todos los productos de tabaco, cigarrillos, puros y tabaco para pipa ¿Todavía habrá gente que fuma pipa? y solo podrán ser adquiridos estos a petición expresa del interesado en los lugares donde se puedan comprar.
Pero la cosa se pone peor para los chacuacos – no se ofendan, así les dicen a los fumadores empedernidos- porque ahora ya no podrán disfrutar de su vicio en playas, parques públicos, habitaciones de hotel, prisiones, estadios, oficinas de gobierno, restaurantes y todo espacio de concurrencia colectiva. Así como patios, terrazas y balcones de cualquier lugar con acceso al público.
Me imagino que esta ley también aplica para marchas, mítines, plantones y tomas de caseta de cobro ¿O ahí no procede? Es pregunta.
Lo más curioso de la actual regulación, es que es tan amplia, masiva, general e invasiva de los derechos de aquellos a los que les encanta la nicotina, y los que se las venden, que yo dudo que tenga alguna implementación práctica rigurosa.
Porque miren ustedes mis escasos lectores, la ley, en resumen dice que si una persona está fumando en alguno de estos espacios, el responsable del lugar lo tiene que correr amablemente, y si en respuesta recibe una respetuosa mentada de madre, puede y debe llamar a la autoridad competente para que se lleven al rebelde fumador, o de lo contrario se puede hacer acreedor a una multa que va de 100 a 4 000 salarios mínimos si no lo hace. Porque la Santa Ley les endosa la bronca a los administradores de los negocios para hacer valer esta.
Y al modo del montón de leyes inútiles con las que las autoridades quieren poner orden en el caos que ellas mismas provocan, a mí no me queda claro si por autoridad competente se refieren a la policía municipal, el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional o algún inspector de la COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) o ya de plano traer al más bravo del barrio para que las leyes se cumplan.
¿O a quién diantres va usted a llamar para que lo apoyen para confrontar a esos infractores? Que de seguro le dirán. -Espérese tantito, nomás me termino mi cigarrito y me voy-
A como van las cosas, dudo que esta buena e ineficaz intención sirva para otra cosa que no sea para darles pretextos a muchos funcionarios públicos para extorsionar y pedir mordidas a los propietarios de los establecimientos 100% libres de humo de tabaco por no cumplir con sus obligaciones cívicas.
¿Y en playas, parques, manifestaciones, etc. quien se encargará de hacer que la dichosa ley se cumpla? Claro que siempre queda el recurso de acusar con su mamacita a los transgresores del orden.
¿Qué de plano no hay otros asuntos más importantes en este país tragicómico que andar corriendo fumadores?