Cuando uno es niño, no tiene opciones de elegir a dónde ir, cómo vestirse, qué comer, o bien, simplemente si ir o no ir a visitar a la tía. Cuando uno es niño no existe la decisión propia, son los padres, tutores o hermanos mayores los que deciden por uno.
Conforme van pasando los años, y te encuentras en sexto año de primaria, “a un año de estar en la secundaria”, nos hacen creer que uno está tomando cada decisión en nuestra vida; por ejemplo, si queremos ir o no ir a cierto lugar, si queremos o no, comer cierta cosa; incluso, si deseamos ponernos algún atuendo o no.
En la casa de mi madre no era la excepción, llegada mi pre-adolescencia podía tomar las decisiones yo mismo; la “democracia” se había abierto en casa, y el “muro” de la imposición por fin, se había caído. Pero, al paso del tiempo, pude darme cuenta que todo se trataba de “libertad controlada”, en donde solo se me daban opciones, mas no la libertad de elección.
Por citar un ejemplo, en vacaciones de verano ya no se me decía: “vamos con tu Tía Rosa a pasar quince días de descanso”; ahora, se me daba a escoger: “hijo, ¿quieres venirte quince días conmigo y tu hermana con la Tía Rosa o te quedas con tu padre a ayudarle con el negocio?”. Y eso, era todo, no había algo más como: ¿o ya tienes pensado que hacer en esos quince días de vacaciones? O la simple y sencilla pregunta: ¿Qué vas hacer en estos quince días? ¡No! Solamente se me daban algunas opciones, “fingiendo” una democracia.
Recuerdo con total claridad, que alguna vez mi mama me llevó de compras. Ese día, iba muy feliz, ya que minutos antes de subirnos al auto y dirigirnos a la tienda departamental, mi madre me dijo: “hijo, vamos a comprarte ropa, pero, ya estás en edad de escogerla tú mismo”.
Es por demás explicarles que todo el tiempo se trató de “escoger” entre las opciones que me ponía en frente mi progenitora; por ejemplo, en su mano derecha tenía sostenido un pantalón en color azul marino, de la misma marca que había usado el ciclo escolar ante-pasado, el cual por cierto, no me duró nada, salió de mala calidad y mi papá se quejó que “había salido una fortuna a la familia ese pantalón”; en cambio, en su mano izquierda sostenía un pantalón de color café, el cual tenia una etiqueta muy peculiar, recuerdo que tenía como un ladrón sonriendo y a esa edad, pensaba que ese pantalón color café fue hecho por un ladrón y no quería ir por la calle “presumiendo” que llevaba un producto que hizo alguien que estuvo en la cárcel.
Pero, esas eran mis opciones “viables”, según mi mamá: un pantalón azul que ya había utilizado la misma marca y salió muy malo; y ese extraño pantalón café que era fabricado por una persona que estuvo en la cárcel. Pero, como les conté al principio, conforme fueron pasando los años, me di cuenta que en la tienda había una gran variedad de pantalones. Los había en color negro, color blanco, de otras marcas, de otro tipo de tela, en fin, una infinidad de opciones para elegir, y no solo, las que me ponía mi mama en frente.
Como siempre, mi estimado lector, se estará preguntando ¿a que viene esa historia con el próximo seis de junio?
Pues, muy sencillo, a tan solo doce días de llevarse a cabo las elecciones para renovar el cargo a Gobernador de Baja California Sur, tal parece que las casas encuestadoras solamente nos están mostrando dos opciones de “pantalones viables”, cuando existe una gran variedad en la tienda.
El seis de junio los invito a reflexionar y emitir muy bien su voto; porque será el gobernante que tendremos por los próximos seis años al frente de nuestro hermoso Estado de Baja California Sur.
En fin…recuerden que todos estamos sobre un gran tablero de ajedrez… y, sabiendo mover bien nuestras piezas, no hay de que preocuparnos. ¡Que comience la partida!
Para ponerse en contacto con un servidor:
Twitter: @CZarazuaA
Correo electrónico: caza6back@hotmail.com