El doctor Ernesto Ibarra Montoya está esta noche pensando en que le va a contar a su gente el próximo martes 9 por la mañana. La tiene canija, y sus alternativas son tres:
La triunfal, que se lanza por un partido de medio pelo por la presidencia municipal de Los Cabos, con el mensaje implícito de que si no llega, por lo menos hará perder a Leggs. Es la del orgullo, y se parece mucho a la que tomó hace tres años, con el fin de hacer perder a Arturo de la Rosa. Lo demostró, hizo perder a Arturo, perdiendo él.
Las otras dos son muy parecidas; decidir él quien gana la contienda a la presidencia municipal y a la gubernatura; y es hacer campaña efectiva a favor de Víctor Castro y Oscar Leggs o hacerla con Pancho Pelayo y Lupita Saldaña. Cualquiera de los dos candidatos a la gubernatura le ofrecerá un puesto en gabinete y una promesa para dentro de tres años. Más o menos, las ofertas se parecerán.
Obviamente, si yo fuera Ibarra, descartaría la primera y me centraría en la segunda y tercera: Un puesto de elección popular en un distrito como diputado local, con buen suplente, con el fin de poder renunciar e incorporarse al gabinete. ¿Trabajar con el candidato del presidente o con el candidato de la oposición? Ahí tiene que poner a prueba su análisis de futurología, para adivinar por donde irán los tiros en 2024, pues de entrada siempre es mejor estar de buenas con el presidente, pero…
Curiosamente, es el mismo consejo que le di hace tres años, pero no me peló. Prefirió perder, pero mandando a Arturo al tercer lugar.