A falta de inspiración escribo olas… desde hace varios días “las ganas de escribir” se han atorado en mis años y dolencias de viejo. Busco temas y solamente encuentro los desmanes de los diputados de la 4T, temas bochornosos de dos jaurías que pelean despiadadamente el poder político.
Por eso hoy inicio con el recital –canciones y poesía- que escribí cuando fui funcionario de Rojas Aguilar, en Mulegé. Compañeros trabajadores hicieron la música.
Lo presentamos Eduardo García Márquez y un servidor en unas fiestas de octubre. García Márquez interpretó las canciones y yo los poemas. Es un trabajo que dura aproximadamente 35 minutos. En unas fiestas de Alán Gorosave lo interpretaron Rosy y Tomás.
Presentaré –como colaboración- una canción y un poema hasta concluir con el recital. García Márquez me editó dos CD y no ha sido posible un buen tiraje. Cuando menos el título se me hace muy bonito. Usted, amable lector, calificará todo el recital.
FALTA DE MI
POEMA
ESCRIBO OLAS
ESCRIBO OLAS.
(CANCIÓN)
Por la montaña del cielo
bajé cantando
versos de plomo y cobre, mujer,
entre peñascos.
Nacido en Santa Martha
o en San Luciano
reviento en cobre azuloso, mujer,
y ya soy mina.
Bajé bajando la cuesta
por Ranchería
un peso grande en el alma, mi amor,
que me lastima.
Mi raza es de mineros
alma de cobre
mis pasos son peregrinos, Señor,
grave calvario.
A falta de agua de río
invento piedras,
alma de roca tengo, Señor,
soy gambusino.
A falta de mi poema
escribo olas,
voy recobrando naufragios de ayer
por estas playas.
Noche que anida en mi pecho
como palpitas,
estrellas tengo en los ojos, mujer,
te deletrean.
Soy como las caracolas
lleno de mares,
mi casa es de cantores, Señor,
nota y guitarra.
A falta de agua de río
invento piedras,
alma de roca tengo, Señor,
soy gambusino.
A falta de mi poema
escribo olas,
voy recobrando naufragios, de ayer,
por estas playas.
Noche que anida en mi pecho
cómo palpitas,
estrellas tengo en los ojos, mujer,
te deletrean.
A falta de mi poema
escribo olas,
voy recobrando naufragios, de ayer,
por estas playas.
PEREGRINO DE LA MONTAÑA.
( POEMA )
Peregrino de la montaña
detente y no mires al mar,
deja esas rocas de metal
que te rompen el alma
te quiebran el corazón.
Bajaste bajando la sierra
sin darte cuenta siquiera
que a tu paso iban cayendo
rezos, angustias, tiendas de raya…
la tristeza también te llenó
y por tus ojos se derramó
Dios y el Diablo pelearon tu patente
y nosotros fuimos esclavos impotentes.
Llegaste por fin al mar,
las olas te dieron la espalda
y por los dedos de la espuma
resbalaron lágrimas duras.
Llegaste a la montaña,
nacieron humos, rieles,
andamios, una ciudad…
¡ningún poema!
una fundición sin alma
y las almas de los mineros
en el pecho del diablo, prendidas.
Llegaste, te usaron y llegaron…
otra historia gambusino de la nada…
locomotoras pariendo rieles y cruces
por el espinazo de Luzbel.
Botas, pasos y pesos
que los dedos ultramarinos
contaron a espaldas de Dios…y de ti.
Llegaron y se fueron…
se llevaron el cobre
y nos dejaron estériles montañas
que abortaron mil panteones.
Llegaron y por fin se fueron,
nosotros recogimos todos los naufragios,
todos los escupitajos de sangre
de tus pulmones porosos;
recogimos todos los naufragios
de la cruz de tus panteones;
recogimos todos los naufragios
de la injusticia negra de la mina.
Se fueron y quedamos nosotros…
tenemos cuerpo de metal,
una casa llena de espumas de mar
y un patio lleno de lanchas y suspiros.
Se fueron y quedamos nosotros
navegando nuevos metales
que atracan
en los ojos brillantes de la escoria…
construimos barcos de papel
tripulados por el sur y el norte,
por la Rosa Náutica del sol…
-el viejo gambusino se quedó en la orilla-.
Alea Jacta Est