Cuando hace algunos años los barcos de Hernán Cortés llegaron por estos lares, nosotros fuimos “La California”. Luego, con Juan Cabrillo y Sebastián Vizcaíno, nos agandallamos la parte norte y la bautizamos “La Alta California”. Y así íbamos, colonizando desde el sur hasta el norte, con nuevas tecnologías que incluían los frailes con tres “aplicaciones” llamadas religión cristiana, agricultura y ganadería. Las enseñaron y fueron cambiando las mentes. Los nativos dejaron lo de “la segunda cosecha” (la coprofagia, pues), decidieron comer higos, dátiles y uvas y se vistieron como los recién llegados. Y empezaron a reproducirse con enorme velocidad. Claro, los hubo que no aceptaron las nuevas tecnologías y se fueron al desierto. Por ahí quedan algunos todavía, coprofagiando.
Los tiempos y las condiciones cambian, y para nosotros cambiaron. Llegaron las invasiones sajonas a la Alta California, se quedaron con los terrenos previamente agandallados y hasta el nombre nos cambiaron: Ellos se quedaron con el California y a nosotros nos convirtieron en la Baja California. Ahora ni eso, ahora somos la “Baja” a secas. Pasamos a perder el comercio con el norte y ser territorio de agricultura de subsistencia, zona de pesca y de nuevo plaza de más sajones, los balleneros, que nos dejaron hasta apellidos y ADN: Green, Ritchie, Fisher… Tiempos duros.
En los setentas, unos recién llegados nos inventaron la aplicación “turismo” y cambiaron todas las reglas de juego: Tuvimos aviones, tuvimos zona libre, tuvimos turistas (nacionales y extranjeros). Las aplicaciones anteriores se fueron apagando y por ahí quedan solos unos cuantos nostálgicos amarrados a ellas, haciendo dulces en Todos Santos, artesanías por Mulegé y poco más. Surgieron nuevas aplicaciones, casi todas dependientes del turismo: Restaurantes, excursiones, buceo, pesca deportiva, hoteles, y hasta burdeles (¡Massash!) y taxistas.
Les traigo noticias, el negocio ya está cambiando y tres de las anteriores aplicaciones van a desaparecer en cuestión de un par de años: AirNnB y All Inclusive se comen a Hoteles tal como los conociamos; Tinder se come a “Massash” y Uber se come a Taxi.
¿Justo? Yo no lo diría, pero es cuestión de evolución por selección natural. Así han ido desapareciendo viejas aplicaciones, que ya nadie las usa, salvo para la nostalgia.
Claro, los habrá que se opongan y planten cara. Al final, aislados como los primeros nativos, pocos caminos les quedarán por recorrer, incluso algunos llegarán de nuevo a la nostálgica coprofagia.
Lo que sí es real es que hay que poner cancha pareja. De eso trataremos la próxima semana.