Los Cabos, Baja California Sur.- …Mariana se acerca a su mamá y le enseña que ha dibujado a su familia, a lo que ella pregunta, ¿cómo me quedo mami?, su madre que la ha visto repetir un par de veces más los mismos garabatos insiste en poner la misma cara de asombro y replica diciendo: ¡Mariana pero que hermoso te quedó, mi amor está divino!. Mariana no está muy segura y su madre termina diciendo anda ve a dibujar otra cosa, de pronto lejos de ser un motívate, se vuelve desconcertante.
Sin duda, la motivación en cualquier actividad que realice el ser humano es un motor que nos permite no sólo continuar trabajando sino buscar superarnos, y cuando se trata de los más pequeños se vuelve como siempre digo, el arte de trabajar con uno mismo. La motivación es un regalo muy valioso que usted le puede dar a su hijo o alumno, sin ella, la enseñanza y cualquier otra actividad se le hará sumamente difícil. Sin embargo, hay una gran diferencia entre estimular y elogiar, y es aquí donde comienza lo verdaderamente desafiante como padres y maestros, ya que puede estar elogiando a sus hijos o alumnos y pensar que lo está estimulando y sin embargo realmente resulta ser muy poco estimulante.
El mensaje indirecto del elogio es limitante:
“Me gustan las personas que hacen las cosas mejor que otras”. “Eres valioso sólo cuando haces las cosas bien” .“Es mejor cuando no te equivocas”… sin embargo, cuando estamos estimulando tomamos en consideración mucho más que el error y el acierto, considera por lo menos tres aspectos esenciales: el comportamiento, el esfuerzo y el progreso.
Debemos tener mucho cuidado con los mensajes que enviamos creyendo que vamos a motivar a nuestros hijos cuando sólo terminamos por enviarles un mensaje equivocado y que genera sentimientos de tristeza, frustración y por supuesto poco estimulante.
Por ejemplo Mariana necesita hacer una reflexión en la que su madre le pregunte ahora a ella que le parece su dibujo y cómo puede mejorarlo, tal vez un poco de más pelo a papá le vendría bien y además no dibujaste a Lucas nuestro perro.
Es el caso de Mariana pero el caso de Juan es terriblemente desmotivador, su padre le recuerda que siempre hace mal las matemáticas, aunque no se ha dado cuenta que Juan ha mejorado su caligrafía para poder entender con mayor claridad los problemas. En un corto lapso Juan terminará por dejar de lado las matemáticas y realmente creerá que siempre las hace mal.
Considerar una gama de aspectos positivos nos permite ver más allá del punto negro en el vestido blanco, nos permite aceptar a nuestro hijo o alumno tal y como es y saber separar el trabajo que hacen de su persona.
“Juan, creo que tenemos que practicar más hijo, pero te felicito por tu esfuerzo y mira como ha mejorado tu letra”.
“La estimulación es tener fe, dar esperanzas, disminuir la competencia y eliminar las metas exageradamente altas”.