
La Paz, Baja California Sur.- Luego de que el Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE), a través del Juzgado 1, llamara a Daniel Hernández Aguirre, padre de Jonathan Hernández Ascencio, a comparecer para llevar a cabo la notificación y ejercicio de diligencias verificadoras de daños morales y económicos causados a la familia dentro del Proceso Penal 199-2012, Hernández Aguirre interpondrá una demanda por reparación de daños en contra de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) y de quien resulte responsable. “No estoy vendiendo la muerte de mi hijo, para nada, es algo legal, un procedimiento”, aclaró.
El padre del joven abogado asesinado el 4 de marzo de 2010, presuntamente por hijos y parientes de encumbrados políticos, deja ver que actúa en contra de la dependencia estatal porque “desde un principio la Procuraduría intervino corruptamente en viciar el caso, y el mismo procurador hizo mención de eso”.
“Deben pagar la reparación del daño. Estamos haciendo un avalúo, más o menos, de lo que se gastó en manifestaciones, en abogados, todo lo que se gastó en mi hijo, y la vida de mi hijo como abogado que él era […] La Procuraduría ha tratado de decir de que fue este muchacho [Daniel José Sánchez Ávila] el que hizo los disparos, el que correteó, el autor intelectual… y yo creo que esa es una cosa muy ridícula”.
Daniel Hernández Aguirre recuerda que Gamil Abelardo Arreola Leal, titular de la PGJE, mencionó “en un semanario de Tijuana” todos y cada uno de “los nombres de los funcionarios que viciaron el caso”, incluyendo a los exprocuradores Fernando González Rubio y Karim Martínez Lizárraga, así como al fiscal encargado del caso, Francisco Javier Álvarez Marrón, y tres Ministerios Públicos.
“Para que las personas cometan los delitos, tienen que ser los funcionarios los que permitan que se hagan las cosas, entonces, yo creo que es muy importante poner el ejemplo y tener una cultura, que sepan los funcionarios que cada que cometan un delito, paguen por lo que hacen, porque si no se castiga a esas personas, a esos funcionarios, pues van a seguir cometiendo delitos u omisiones […] No confío ya en lo absoluto en las autoridades, para nada […] estoy completamente decepcionado […] El nombre y el caso de mi hijo van a quedar como ejemplo, como un símbolo de impunidad y corrupción”.