Obama se lleva el tercero
Obama-Rommey
Los contendientes tuvieron coincidencias respecto a la política exterior estadunidense. Las cadenas de televisión dieron como triunfador al actual mandatario.

MIAMI.– La política hacia Oriente Medio, Irán y Libia fue el eje de choques entre el presidente Barack Obama y el aspirante presidencial republicano Mitt Romney en el tercer y último debate de la campaña electoral 2012.

El debate presentó a un Romney que demandó el ejercicio de un liderazgo estadunidense en el mundo ejemplificado por propuestas de “poner gobiernos favorables a nosotros” en Siria o Libia, y a un Obama que se esforzaba por presentar su gobierno como uno que ejerció racionalmente el poderío estadunidense en momentos particularmente confusos, pero también en subrayar las contradicciones en que ha caído Romney.

“Hace cuatro años usted decía que no debíamos remover cielo y tierra por un solo hombre”, dijo Obama en relación con la muerte del líder extremista Osama bin Laden, líder del grupo Al-Qaeda, responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Pero Romney insistió en que la muerte de Osama no había puesto fin al terrorismo y demandó una mayor acción estadunidense en ese sentido.

Obama buscó recordar en todo momento que como Presidente de Estados Unidos es el Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y responsable de la política exterior.

El debate era considerado como de vital importancia para los dos, una situación sin precedente para la política exterior estadunidense en los últimos 40 años, toda vez que ocurrió cuando los dos aspirantes se encuentran esencialmente empatados en las encuestas de opinión y trabados en la media docena de estados que se cree definirán la elección.

La discusión, a veces agitada, puso de relieve una serie de
coincidencias, si bien divergentes en detalles sobre cómo llevarlas adelante.

Algunos quisieron ver un importante cambio en las posiciones de Romney hacia posiciones más centristas y el hecho es que si bien Obama no barrió con Romney, salió adelante con más facilidad que en el segundo debate.

En ese marco, Romney señaló, por ejemplo, que desde el primer día colocaría a China como un país manipulador de divisas y responsable de robar propiedad intelectual, mientras Obama aseguró que su gobierno ha interpuesto más demandas internacionales contra China por infringir las reglas de comercio.

Para los dos, se trata de asegurar que China sea un aliado, no un competidor que abuse de las reglas.

En ese sentido, Obama acusó a Romney de proponer políticas que iniciarían una guerra comercial y enviarían trabajos al extranjero, en un poco sutil recordatorio de las políticas seguidas por la empresa Bain Capital, que
Romney dirigió en los 80 y que en algunos casos, al adquirir empresas para revitalizarla, enviaba su cadena productiva al exterior.

El debate mostró a un Romney que desde un inicio atacó los que consideró como puntos débiles de la política exterior estadunidense, de los problemas de seguridad en Libia –que según él llevaron a la muerte del embajador Chris Stevens– a la situación en Siria e Irán, y lo que denunció como un alejamiento respecto a Israel.

De hecho, una de las sorpresas fue el ataque que Romney lanzó contra la política “belicista” de Obama en Libia. “No podemos matar nuestra salida de Libia”, dijo.

Romney señaló que la mejor manera de asegurar un mundo en paz es a través de la fuerza estadunidense, tanto en lo militar como lo económico, y lamentó lo que consideró como la pérdida de poder y de influencia por la imagen de un país debilitado por una gigantesca deuda y recortes militares.

“América tiene la responsabilidad de defender libertades y principios como libertad de expresión, de religión…”, subrayó Romney, que insistió en que para lograrlo, “Estados Unidos debe se fuerte”.

Pero el punto provocó una de las mejores respuestas de Obama durante la noche.

Tras escuchar a Romney proponer un incremento en los barcos de la armada y asegurar que la capacidad militar estadunidense estaba disminuida a niveles de hace 60 años, Obama subrayó que no sólo hay menos portaaviones, sino también menos caballos y bayonetas.

En otra parte del debate, Romney apuntó que espera incrementar el comercio de Estados Unidos con el mundo, y en ese sentido consideró que “América Latina es una enorme oportunidad…”, al recordar que la economía de la región es igual a la de China y nadie
le hace caso.

Obama no se concretó a defender el historial de lo hecho por su gobierno, sino que criticó las posiciones de Romney, sin dejar de apuntar las que definió como inconsistencias y aparentes contradicciones en las propuestas y lo que dijo previamente.

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