Para Ripley. Ahora resulta que La Secretaria de Estado Hillary Clinton vino y se hospedó en Esperanza en su visita a Los Cabos con motivo de la reunión de cancilleres del G-20; y que unos pocos metros al lado, en el mismo fraccionamiento Punta Ballena, descansaba del ajetreo de su azarosa vida unos de nuestros insignes empresarios, calificado por Forbes como uno de los mil millonarios (en dólares) del mundo: Don Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo Guzmán”. Por la información filtrada a diversos medios, más algunas indiscreciones de funcionarios (helipuerto, nosotros preguntábamos por un helipuerto), llegamos al rumor (luego confirmado), de que por esos rumbos hay una residencia (¿a nombre de quién?, ya indagaremos en el Registro Público) donde el exportador más grande de productos agrícolas y sus derivados de todo México, se relajaba acompañado de un exquisito séquito de incondicionales. Más que información respecto al tema, que suponemos irá goteando en los próximos meses, tenemos varias preguntas:
¿Coincidirían ambas figuras cenando en alguno de los exclusivos restaurantes del complejo turístico?
Sabemos que donde van los políticos encumbrados, van los empresarios exitosos y también los artistas de cine. ¿Habría también alguna estrella de Hollywood? (no dejo de imaginarme al Chapo y Al Pacino sentados en mesas colindantes)
¿Quién llevaba mejor escolta?, ¿cuáles mejor armados? ¿Versace los del Chapo, Armani los de Hillary?
¿Fumará nuestro empresario lo que exporta? ¿Reconocería la Hillary el olor? (su esposo Bill dice que la fumó, pero que no le dió el golpe)
Realmente es difícil de entender que ambos servicios de seguridad (americano y mexicano) no hayan peinado un fraccionamiento tan chico como Punta Ballena, y no sepan realmente, quién es quién en cada casa. Como diría nuestro filósofo Héctor Suárez: ¿Qué nos pasa?