Difícil que no se dividan opiniones al momento de hablar del Carnaval La Paz 2012, cuando de cualquier tema el punto de vista es relativo. Sin embargo sí hay un común denominador en lo que las personas expresan respecto a esta fiesta: “es lo mismo”, dice, aun cuando el año pasado dejó todo qué desear y nadie tuvo ganancias.
Una queja constante es el estado de los baños públicos y el precio que se cobra por su uso -$5.00-. El año pasado el mal olor se apoderó de la sección de juegos infantiles y más allá y, desafortunadamente esta vez no fue la excepción, al menos así lo recuerda Ruthie Lop, señalando que “por el clausurado hotel Los Arcos” el aroma era más que notable, y Rubí Villafaña, quien asegura que “en las zonas de los baños se percibe el aroma bien fuerte, cerca del kiosco en especial”.
Elena Zavala A ha paseado por el malecón de noche y día, y logra comprobar que se encuentran “un tanto amontonados los juegos”. Además el asunto del aroma le molesta realmente, pues señala que de “los baños ni hablamos”. La oferta culinaria le pareció “sin opciones, siempre lo mismo”. Por si esto fuera poco, ella, que ha visitado el Carnaval por más de veinte años, nota a “la gente cada vez más rara”. Finalmente opina acerca de la organización, señalando que “siguen siendo lo mismo, tristemente”.
También hay quienes tienen opiniones más, digamos, específicas, como Damm Soto, a quien le parece que “sin el Ricky Martin travestido el carnaval no es nada, nada”. O Liza D Aguirre, que dice: “no me gustó para nada que Tekate compró el Carnaval”.
No obstante, además de todos los que bailaron en la calle, los niños que sólo se rieron, los que desfilaron y no recibieron ni un huevazo y los que se divierten con verse las manos, Yan Ramírez señala que lo que más le “encantó” fue “el desfile”, así como a Raúl Valentín, quien dice que su carro alegórico favorito fue “el del pulpo gigante”.
Finalmente está José Ramírez, quien opina que “se nota que este año sí le pusieron ganas a los carros alegóricos”, prefiriendo el carro con las chicas brasileñas. “¿Y qué me dices del carro de batucada y su grupo de bailarinas?”.
