
“Me parece que es una expresión bastante exagerada de parte del diputado Valdivia. Me parece, pues, que pecó, inclusive, en lo circense”, declara Herminio Corral Estrada, líder estatal del Partido Acción Nacional (PAN), luego de las sentencias que se dirigieran desde tribuna los diputados Juan Alberto Valdivia Alvarado, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y Gil Cueva Tabardillo, del PAN, debido a las declaraciones del segundo en contra de la figura política que representan los diputados locales plurinominales.
“La energía para la escritura y la oratoria”, dijo, deben ser para sostener otras posturas, y exhortó a las fuerzas políticas “para construir en unidad” y darle la vuelta a la página.
Por otra parte, calificó de “una actitud madura, una actitud democrática” la de Gil Cueva Tabardillo, por ofrecer una explicación “frente a la opinión pública, frente al Congreso, frente a los diputados”.
Lo mejor que puede hacer su partido, el Acción Nacional, concluyó el líder, “es que discursos como los que se manejaron con una clara intención, son mucho más productivos cuando se trata precisamente de la búsqueda de acuerdos para el beneficio de los sudcalifornianos”.
Lo cierto es que a nadie le importó el trasfondo del tema, o el verdadero ahorro que significaría para el país desaparecer, incluso, a los legisladores en general, sino el pleito de esos nuevos ricos que luego de terminar su jaloneo de greñas se dedicaron a hablar con sus compañeros y dirigentes, ignorando el discurso subsecuente del diputado Santos Rivas, plurinominal de un partido que acaba de cambiar su nombre y en vías de extinción, es decir que el diputado es algo así como un sector marginado dentro del Congreso. A nadie le importó, la gente hablaba a discreción y Juan Domingo Carballo, presidente de la mesa directiva, de vez en cuando tomaba el micrófono para pedir un poco de silencio, después sonreía y la charla continuaba exactamente igual y la voz de Santos Rivas era tan insignificante como el sonido de un abanico encendido, casi un arrullo. Ese día fue muy parecido a todos los días de sesión de Congreso, parecido a un salón de secundaria, de hecho, el grupo B del tercer grado de la secundaria José María Morelos estuvo presente en la sesión y permanecieron más tranquilos que los mendigos que se pasean cada martes y jueves, que los reporteros, los dirigentes políticos y los propios diputados.