
“El Mogote es de todos”, no nada más de empresarios, recordó la doctora Rocío Marcín Medina en el marco de la celebración del Segundo Encuentro de Contracultura, para invitar a toda la población a pronunciarse en contra de los desarrollos turísticos Paraíso del Mar y Entre Mares, ubicados en El Mogote, el próximo sábado 9 de julio, en el Callejón Cabezud. Asimismo, se expondrá la ilegalidad del proyecto Paraíso del Mar, el cómo toman agua de la cuenca de La Paz y las modificaciones físicas que pretende en El Mogote, para comodidad de los visitantes, el desarrollo Entre Mares. “Es ilegal, porque en el 2010 ganamos, con CEMDA, que se fuera a la Suprema Corte y que la Suprema Corte parara todo lo que desarrolla Paraíso del Mar”.
En este acto informativo y de protesta participarán investigadores de especies marinas afectadas por la construcción de estos desarrollos, como lo son el tiburón ballena y las especies de delfines: Tursión y Aleta blanca. Marcín Medina señaló la importancia de la Ensenada de La Paz para estos visitantes marinos. Sus tesis de maestría y doctorado se han enfocado en el estudio de delfines que habitan la ensenada y cómo el impacto humano afecta sus hábitos de manera alarmante, logrando una disminución de delfines y tiburones ballena que ingresan a nuestras aguas, además de poner en peligro los juveniles de ambas especies de cetáceos (Tursión y Aleta blanca).
Esta población semi-residente de delfines hembra busca la protección de los mangles, así como la abundancia de comida, para enseñar a sus crías a cazar, pues estas nacen sin saber hacerlo y mueren si no lo aprenden. Regularmente se encuentran a una distancia de alrededor de cinco metros de la línea de costa, en aguas menores a siete metros de profundidad.
En los años 1995 y 1996, explica la Dra. Rocío Marcín Medina, podían verse grupos de quince a treinta delfines en nuestra ensenada, sin embargo, gracias a la contaminación por ruido y a la incontrolada actividad pesquera, los tursiones y aleta blanca “se desplazan más, se alimentan menos dentro de la ensenada […], socializan menos, están menos tiempo las madres con las crías, menos tiempo enseñándoles a cazar, menos tiempo copulando o reproduciéndose y menos tiempo de descanso”.
Por aquellos años, frente a Fidepaz, donde hoy es Marina Singlar, era constante la visita de madres y sus crías, mas el inicio del dragado para construir la marina hizo que jamás volvieran a esa zona. En la cuenca noroeste de la ensenada de La Paz la causa de la huída de los cetáceos es el impacto por actividad pesquera, específicamente la explotación del Cayo de Hacha. En los noventa se encontraba en veda, pero, hace memoria la doctora, “para el 2005-2006 nos tocó ver, saber que había veinte permisos, pero contar hasta treinta embarcaciones. Los permisos eran nada más para cuatro pescadores, junto con el lanchero, y las lanchas incluían hasta seis u ocho personas”. La situación es directa consecuencia de la negligencia de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), “que jamás hizo nada”, señala Mancín Medina, añadiendo la nula regulación de tráfico de embarcaciones como motos acuáticas, mismas que son las que más ruido subacuático producen.
http://www.youtube.com/watch?v=MuRJnqeMKU8