Esta pasada semana nuestro Gobernador Covarrubias nos ha regalado uno de los consejos con los que, suponemos, su madre complementaba su formación, “a llorar, a su casa”. De seguro su señora madre (q.e.p.d), como debió ser, también tuvo que enseñarle a su entonces joven muchachón, el clásico “Cuídate de las malas compañías”. Y es que parece que a éste último el Gobernador no le está haciendo mucho caso. En el ámbito de gobierno, me refiero.
Malas compañías, como aquellas que llevan a los jóvenes por los malos caminos de vicios y flojera, los vuelven gastadores y se aprovechan de ellos y de su ingenuidad los vividores, dejándolos sin un centavo en la bolsa a fuerza de invitarlos.
Eso es ni más ni menos que lo que hace el Gobernador, en asuntos de pesca, al reunirse y hacer pactos sobre recursos pesqueros con el panista Osuna Millán (Promotor de los predadores cercos pesqueros y del Puerto de Ensenada), con el panista Guillermo Padrés (defensor a ultranza de los intereses pesqueros de Guaymas), con el travesti político MALOVA (defensor de los pescadores mazatlecos) y con “Il Capo” de todos ellos; el superpredador Ramón Corral. Solo faltó en esta bola un grupo de japoneses pescadores de ballenas.
¿Que hace nuestro gobernador con ese grupo de descarriados? Pues pagarles las cuentas de sus vicios: Vino, muchachas, juegos de naipes y carreras de caballos, si no es que más, en forma de nuestras especies marinas: Marlin, Dorados, calamares y lo que caiga.
Y encima y para colmo Covarrubias, el que paga las cuentas, no pistea. Nosotros no tenemos flota pesquera; si acaso unos pocos pescadores ribereños y deportivos. Vemos como se acaban en fiestesotas nuestra lana patrimonial, nuestras especies marinas, y nosotros sin participar en el expolio. Para Ripley.
Don Marcos, le agradecemos recordarnos los consejos de su señora madre; yo respetuosamente le recuerdo este: “Cuídate mucho, Marcos, de las malas compañías”.