Y sólo mas promesas para el padre de Jonathan… “tenga confianza” le pidieron
Hernández Aguirre trató con Covarrubias Villaseñor el tema de los funcionarios que “han desfilado” por las instancias de seguridad pública atendiendo su caso y que no han resuelto la situación, además de que varios de ellos han cometido “omisiones” durante el proceso, que se traducen, sencillamente, en corrupción.
Hernández Aguirre trató con Covarrubias Villaseñor el tema de los funcionarios que “han desfilado” por las instancias de seguridad pública atendiendo su caso y que no han resuelto la situación, además de que varios de ellos han cometido “omisiones” durante el proceso, que se traducen, sencillamente, en corrupción.

Él, su familia y amigos cumplieron. A las cinco de la tarde Daniel Hernández Aguirre se encontraba en el zócalo del Palacio de Gobierno exigiendo justicia, después de una charla matutina con el gobernador Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor, donde al padre de Jonathan le sugirieron  guardar silencio ante los medios de comunicación, además de ser evidente lo desinformado que mantienen al gobernante, los propios trabajadores encargados de las áreas de seguridad.

A la manifestación acudieron sólo los medios de comunicación a hacer su trabajo, esperando mayor convocatoria, algarabía y respuesta, sin embargo no más de quince personas asistieron a manifestarse, no sólo a favor del esclarecimiento del caso Jonathan, sino que no acudieron a manifestarse por cada caso sin resolver que ha golpeado a la sociedad de la que somos parte, como especificaba la convocatoria del señor Daniel.

La entrevista que inició a las ocho de la mañana, interrumpiendo el desayuno de la familia Hernández -pues el gobernador solicitó hablar con él después de escuchar las declaraciones del padre de Jonathan en nuestras publicaciones anteriores, “a qué hora sale tu vuelo?”, preguntaron al señor Daniel- es lo verdaderamente relevante  acerca de lo sucedido ayer en torno a este caso que se ha prolongado caprichosamente.

Oficina privada del gobernador. Se encontraban con él, el procurador de justicia del estado, Gamil Arreola Leal; el sub procurador de justicia; Carlos Mendoza Davis, secretario general de gobierno; e Irineo Martínez Ordaz, encargado del despacho de seguridad pública en la entidad. Mientras, la madre de Jonathan esperaba en las bancas del zócalo. Habló de injusticia, corrupción, decepción, tristeza y cansancio.

Hernández Aguirre trató con Covarrubias Villaseñor el tema de los funcionarios que “han desfilado” por las instancias de seguridad pública atendiendo su caso y que no han resuelto la situación, además de que varios de ellos han cometido “omisiones” durante el proceso, que se traducen, sencillamente, en corrupción.

Una de las situaciones que evidenciaron la falta de interés, o valor, para afrontar el caso -pues en algún momento de la reunión, confiesa Hernández Aguirre, les preguntó que si su pasividad o ceguera era por miedo a Fernando González Rubio- fue cuando Daniel Hernández cuestionó a Mendoza Davis, en su calidad de abogado, acerca de si González Rubio, siendo procurador de justicia, incurrió en un delito al dejar ir a sospechosos señalados de cometer el asesinato de Jonathan Hernández Ascencio la madrugada del 4 de marzo del 2010  –cuando por robar un galón de leche sales en todos los periódicos-, a lo que Mendoza Davis, después de guardar silencio por un momento, respondió que tendría que verificar el expediente para estar seguro, aún cuando se comprometió personalmente con el señor Hernández a minuciosamente leer el expediente del caso, cuando el gobernador constitucional del Estado era sólo gobernador electo, es decir, dos meses atrás. La respuesta le fue insuficiente a Hernández Aguirre pues, sin mencionar que el expediente del caso ha sido tergiversado, la réplica del secretario general de gobierno no debía sostenerse en el expediente o en el caso, sino en la acción cometida por González Rubio.

Reconoció el padre de Jonathan que el gobernador se portó comprensivo y lo vio a los ojos, incluso albergó esperanza en él, sin embargo Hernández no paró de repetir que no puede confiar en nadie.

Otro de los errores garrafales cometidos durante la reunión, por los funcionarios que rodean al gobernador, fue cuando Arreola Leal, basándose en el amañado expediente que él mismo, según palabras de Daniel Hernández, ha aceptado se trata de un documento en desorden –números de folio cambiados, declaraciones omitidas y agregadas, etcétera-, preguntó al padre de Jonathan por qué su hijo Daniel declaró el 3 de marzo del 2010 que no vio quién le disparó, cuando el día de lo ocurrido fue la madrugada del 4 de marzo.

Explica Hernández Aguirre que el gobernador no dejó de apuntar cada detalle y con miradas sostenidas auscultaba a sus funcionarios.

Confianza, tener confianza le pidieron…

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