
“Tenemos que medir las cosas en su justa dimensión, no podemos echarle la culpa a la gasolina siempre por el incremento de los precios ni PROFECO lo está dispuesto a tolerar”, comenta Herminio Corral Estrada, delegado de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), refiriéndose al aumento de la gasolina.
Este sábado se dio la última alza en la gasolina. Hay que recordar que el precio de la gasolina está controlado por la Secretaría de Hacienda, condicionado a una serie de parámetros y variables que responden al mercado internacional.
“No es un secreto que una buena parte de la gasolina que se vende en territorio nacional es gasolina importada”, añadió Corral Estrada, en justificación del alto precio del combustible, aún así, insistió en que “no existe la justificante para que si la gasolina se incrementa en 3 o en 5 centavos, o en 8 centavos, necesariamente tenga que venir encaminada una bola de nieve o una burbuja inflacionaria”.
Mencionó que el hecho de que la gasolina suba constantemente, al menos genera un consumidor crítico que pone atención en lo que consume. “Esta variable nos da una condición para que podamos tener un consumidor más atento, más cuidadoso, más exigente en el servicio que se le presta”.
La revisión de gasolineras se da, en buena medida, en relación con el número de denuncias interpuestas por los consumidores, por lo que el delegado invitó a la población a informar de cualquier irregularidad a la Procuraduría, recordando también que debemos siempre verificar que esté en ceros el indicador de las bombas expendedoras de combustible, notar que no exista diferencia en cuanto al precio oficial y el usado por el establecimiento, pedir nota para tener elementos suficientes para exigir en un futuro –de ser necesario- se le atienda bien.
Recordó que no necesariamente la gasolina Premium es la que le puede dar mejor rendimiento a nuestros automóviles, asimismo, hizo notar el hecho de que algunas gasolineras exhiban que ellos sí dan litros completos, pues le parece que no debiera ser así, puesto que resulta una especie de pleonasmo que se niega a sí mismo o se describe ya corrupto.