Estudia la UABCS el comportamiento de la tortuga prieta en Laguna San Ignacio
Ubicada en la Reserva de la Biosfera “El Vizcaíno”, Laguna San Ignacio es una zona importante de alimentación para la tortuga prieta. El ámbito hogareño condiciona el comportamiento de un animal, pues depende de sus hábitos alimenticios, de los recursos disponibles en el área y de la topografía del hábitat.
Ubicada en la Reserva de la Biosfera “El Vizcaíno”, Laguna San Ignacio es una zona importante de alimentación para la tortuga prieta. El ámbito hogareño condiciona el comportamiento de un animal, pues depende de sus hábitos alimenticios, de los recursos disponibles en el área y de la topografía del hábitat.

Clara Edith Soriano Arista, estudiante de Ciencias Marinas y Costeras de la UABCS (CIMACO), investigó el comportamiento y uso de hábitat de la tortuga prieta en Laguna San Ignacio, como parte de su tesis de maestría, dirigida por el Dr. Volker Koch, profesor-investigador del Departamento Académico de Biología Marina. La tortuga prieta (Chelonia mydas) utiliza distintos hábitats para su desarrollo y cambia sus hábitos alimenticios durante su ciclo de vida, lo que aumenta sus índices de mortalidad debido al consumo y la pesca incidental de tortugas juveniles y subadultos.

Ubicada en la Reserva de la Biosfera «El Vizcaíno», Laguna San Ignacio es una zona importante de alimentación para la tortuga prieta. El ámbito hogareño condiciona el comportamiento de un animal, pues depende de sus hábitos alimenticios, de los recursos disponibles en el área y de la topografía del hábitat.

Para entender cómo la tortuga prieta utiliza Laguna San Ignacio como área de alimentación y desarrollo, es imprescindible conocer su ámbito hogareño a través de la ubicación de cada tortuga y el tiempo que dedica a cada una de sus actividades y rutas. Por ello, el objetivo de la investigación realizada por Clara Edith Soriano Arista fue analizar su comportamiento y uso de hábitat. Para esto, se efectuaron campañas de campo en verano y otoño del año 2009 y 2010. Se capturaron 22 tortugas, se midieron, pesaron, y se les colocó marca metálica. Para realizar el rastreo se les adhirió una argolla en el caparazón, ésta se conectó por un monofilamento hacia un dispositivo de monitoreo (barquito con un GPS y VHF) en la superficie del agua.

Los registros obtenidos se mapearán en el sistema de información geográfica. Para el ámbito hogareño y uso de hábitat se usará el método del Mínimo Polígono Convexo y el Estimador de Kernel (Animal Movement Extensión). Se colocaron sensores de profundidad y temperatura (Star Odi, por 1 y 3 días), para determinar patrones de buceo y el uso activo o pasivo de mareas.

La mayoría de los organismos capturados fueron juveniles, con una talla promedio en largo recto del caparazón de 59.9 cm, con un rango de 44.1 cm a 76.2 cm, con peso promedio de 31.8 kg y rangos de 11 kg a 75.7kg, en el 2009, y para el 2010, el promedio de largo recto fue de 64.13 cm, con un rango de 50.2cm a 88.8cm y un peso promedio de 37.4 kg, con un rango de 17.6 kg a 88.2kg. En total se reportaron 2 recapturas. Con el rastreo total de 469 horas y los mapeos se determinará el uso de hábitat y con los datos de pesca incidental se identificarán las zonas de traslape con el hábitat de las tortugas. Con los registros de mareas del lugar se obtendrá cómo fue influenciado su comportamiento por ellas.

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