Presenta Escénica colectiva “Tres cabezas en la almohada”

 

De manera sumamente acertada, Calafia Piña logra contextualizar la obra con la región, lo que podría restarle excentricidad y, por lo tanto, interés del público, no obstante, lo que sucede es una exponencial cercanía con los testigos de los actos.
De manera sumamente acertada, Calafia Piña logra contextualizar la obra con la región, lo que podría restarle excentricidad y, por lo tanto, interés del público, no obstante, lo que sucede es una exponencial cercanía con los testigos de los actos.

 

Una de las favoritas, sin dudas. “Escénica colectiva” presentó “Tres cabezas en la almohada”, una variación de “La noche de los asesinos”, de José Triana.  

La obra inició con un recorrido por las instalaciones del Teatro de la Ciudad, con una narración que circundó sobre supuestos hechos fantasmagóricos ocurridos en el lugar. Este preámbulo sensibilizó a los asistentes, quienes al llegar a los camerinos, donde la obra discurrió, ya estaban atentos a cualquier situación, por lo que al tomar lugar como espectadores su piel erizada  no dejó de estarlo hasta el “fin”, de David Talamantes.  

Calafia Piña, directora del grupo, junto a Raúl Alemán, David Talamantes y un grupo de colaboradores, redimensionaron la obra de Triana. La situación familiar que expone el autor, fue llevada a la locura y al cambio de dimensiones, donde los actores entraban y salían de su personaje a través de una sutil catarsis.  

De manera sumamente acertada, Calafia Piña logra contextualizar la obra con la región, lo que podría restarle excentricidad y, por lo tanto, interés del público, no obstante, lo que sucede es una exponencial cercanía con los testigos de los actos.  

Debido a que el desarrollo se suscitó en el reducido espacio de los camerinos, la entrada estuvo limitada a 60 personas, una treintena se quedó esperando una segunda función, misma que se realizó a las 22:30horas, y valía la pena la espera, ya que el grupo Escénica Colectiva traspasó expectativas y será una puesta en escena memorable.  

De arriba abajo, como electrocardiograma de arrítmico iban las risas y el silencio, la luz y la obscuridad, de manera que la atención era imposible dejar de prestarla. Diálogos al mismo tiempo que invitan a mirar y parar oreja hacia todos lados, caracterizaciones exactas y una actuación magistral de parte de Talamantes. El IV Encuentro Estatal de Teatro está justo a la mitad de su proceso y la representación de este esquipo ha marcado pauta. Si los grupos que vienen no dejan sudor y sangre en el escenario, será difícil que le quiten el premio a los grandes de la noche del lunes. (con fotos de Izhar Gómez)  

   

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