Julieta Goldin
La construcción del nuevo pabellón cultural de Los Cabos es uno de los proyectos más importantes que se está llevando a cabo actualmente en el Estado. Fuera de los hospitales y escuelas, esta construcción constituye una inversión muy grande de dinero y se lleva adelante con el objetivo de la promoción de las artes y la cultura, en contexto del festejo por el bicentenario de Independencia de México.
Con un tamaño imponente, la gran construcción se está erigiendo en la zona de la marina de Cabo San Lucas. De similares características, los son el actual centro cultural de La Paz y el de San José Cabo. Resulta interesante observar que en ambos casos, el uso que se hace de ellos es bastante reducido y, que es mucho mayor el dinero invertido en la infraestructura, que en la verdadera promoción de espectáculos y arte que se realiza en ellos. Los espectáculos teatrales o de entretenimiento son pocos, y rara vez salen de los conocidos círculos comerciales foráneos al Estado.
En el caso del auditorio de La Paz, se presentan no más de dos espectáculos por semana, mientras que en la Galería de Arte Carlos Olachea se presentan muestras un poco descuidadas y de artistas ya conocidos. Es una pena que el dinero que el gobierno, tanto estatal como nacional, destina a las construcciones sea mucho mayor que el que se invierte a la promoción y administración de las actividades ofertadas.
Es evidente, que esta dinámica carente de intereses culturales, responde también a la pequeña la porción de la sociedad que se atañe por estas actividades. Interesante sería considerar que una parte de ese dinero se invirtiera en educación cultural, para así mejorar el consumo y la circulación de producciones de arte, que tanto hace falta en el estado de Baja California Sur. Con un público más informado la oferta de producciones aumentaría de inmediato, debiendo responder a la demanda de consumidores ávidos por novedades.
