Rodrigo Rebolledo
Se han propuesto obras para sanear el tráfico, espérelas después de las elecciones

El “Puente de la Ocho”, que une el bulevar Forjadores con el Libramiento al norte, o el “Puente Parkinson” como lo denominan los universitarios que día con día lo cruzan para llegar a sus labores educativas. Es una obra certificada por el colegio de ingenieros, quienes aseguran que a pesar de temblar tanto, su estructura cimentación y anclaje son de primera calidad.
A pesar de ello, este cruce de caminos es un evidente punto coyuntural para el tráfico de la ciudad, la cual ha experimentado un crecimiento enfocado en esta salida hacia el sur de la península.
A horas pico como las 5 de la tarde, uno puede pasar ahí hasta 15 ó 20 minutos esperando cruzar el semáforo de la intersección Forjadores-Libramiento, esto si no hay un percance como un choque u otra eventualidad que obstaculice la circulación.
Ni los vendedores ambulantes se meten al embotellamiento, que ya es típico a ciertas horas en este puente, pues no hay banquetas que les permitan andar con seguridad. Tampoco los ciclistas quienes deciden siempre ir por el bajo del arroyo.
Para solucionar el problema las autoridades acostumbran poner agentes de tránsito a controlar y asistir a en la circulación a horas pico, sin embargo, muchas veces desperdician el tiempo buscando quien no lleva sus engomados al día.
Durante su comparecencia frente al congreso Guillermo Jáuregui Moreno, secretario de Planeación Urbana Infraestructura y Ecología, informó que se encuentran en pláticas para sanear el tránsito en este complicado cruce.
El gobierno del “vamos por más pavimento” ha hecho inversiones millonarias para sacarle la materia prima de nuestros caminos a la paraestatal mexicana. Las obras que realiza son motivo de escarnio diario por conocido programara radial en las mañanas. Al cual ciudadanos indignados por la pésima calidad de la obra de bacheo que realizan las brigadas de saneamiento vial.
La propuesta de nuestros estrategas urbanos consiste en pasar por debajo del arroyo el tráfico que viene del libramiento desde el norte para que no obstaculice el tránsito que viene por forjadores hacia la carretera al sur. Algo totalmente imposible de realizar durante la cercana temporada de huracanes.
El automovilista paceño no se caracteriza por una cultura vial de primera, pero nadie se desespera si hay tránsito fluido con una velocidad crucero de 40 km/h, deseo frustrado por las accidentadas vialidades de la ciudad y puerto capital de nuestro querido y sudcaliforniano estado. (con imágenes de Google Maps)