El año pasado el mundo fue conmocionado por el temible virus de la influeza A (H1N1)

Autoridades gubernamentales y del sector salud de todo el país pusieron en marcha un plan estratégico para proteger a la ciudadanía del virus que llenó de pánico a México y rápidamente al mundo entero en 2009. El primer brote de este virus «mortal» acaparó la atención de la multitud por la gran afluencia que este suceso tuvo en los medios de comunicación.
Los establecimientos y escuelas públicas permanecieron cerradas al rededor de una semana debido a la alerta por contagio de influenza, con esto, se prohibió todo tipo de aglomeraciones, los hospitales no se daban abasto al atender a algunos pacientes con síntomas de influenza y a uno que otro hipocondríaco. La epidemia ocasionó el aumento de medidas de higiene, por ejemplo, cubrirse la boca con el antebrazo y no con la mano al estornudar o toser; los cubrebocas se agotaban y hasta llegaron a alcanzar un costo de 20 pesos por los vendedores ambulantes en algunos estados del país, e incluso el gel antibacterial que antes nadie tomaba en cuenta se convirtió en un producto de gran demanda, una medida de protección que actualmente se sigue utilizando en la mayoría de los hospitales. La influeza empezó rápidamente a turbar la armonía de los ciudadanos, la alerta sanitaria ocasionó una baja considerable en el turismo extranjero en México, ocasionando además la discriminación hacia los mexicanos en algunos países de latinoamérica y el mundo por temor a un posible contagio del virus A (H1N1).
A casi un año de la declaración de este virus como una pandemia, que en un principio se creía que era de origen porcino, la gente en las calles aun sigue pensando que esto fue una estrategia del gobierno mexicano, al respecto se sospechaban de bombas bacteriológicas, y algunos creyentes juraban que esto formaba parte del apocalipsis. «Llegamos al grado de vivir en una psicosis colectiva que no nos permitía siquiera salir de casa a menos que fuera necesario» comenta Fernanda Melgar Jiménez, estudiante, originaria de Toluca, Estado de México.
«Yo pienso que lo quisieron hacer para que nos distrajéramos, puede haber sido una farsa de los políticos, la gente se ponía muy paranoica y no quería tocar nada porque decía que se podía contagiar, pero en realidad yo nunca tuve miedo, no me la creí» comenta un estudiante del CBTIS No. 62.
Así como este adolescente son muchos los escépticos de este tema, gente que relaciona la aparición del fenómeno denominado «Chupacabras» al de La Influenza, como una especie de «distracción» para la ciudadanía.
En el mes de junio de 2009 la Secretaría de Salud decidió levantar la alerta epidemiológica de influenza en el país, con la aparición de casos aislados de brotes del virus, contrarrestados gracias a las vacunas que eran aplicadas a los grupos más vulnerables: embarazadas, personas de la tercera edad y niños. Recientemente en Baja California Sur, la influenza A (H1N) sigue siendo combatida, quedando gran parte de la población vacunada contra este padecimiento.