Iván Gaxiola
Víctor Bancalari es el referente, en La Paz, de la vida del poeta. Ayer, a las 20:30hrs se le rindió homenaje en “La bajadita”, galería de arte que encontramos frente a “Las Varitas”. La instalación del lugar fue muy adecuada a la vida del escritor, una representación espacial de cómo se le conocía. Se sabe que Víctor Bancalari vivió la última etapa de su vida alrededor del vicio de la bebida.
La entrada a la galería mostraba un tapete de libros pegados con cinta que, al final, los asistentes arrancaron del suelo para llevarse cada quien un libro. En ese tapete había joyas como “Tristessa” de Jack Kerouac. Más adelante se encontraba un bullente retrete de libros con títulos de Paulo Cohelo, de auto ayuda o de cómo hacer familias perfectas.
El presidio lamentó, a manera de reclamo, la ausencia de amigos cercanos al poeta. De repente, entre el público, se levantaba uno que otro extraño que, con libro de Bancalari en mano, interrumpía recitando un poema. Se podía respirar un espíritu contestatario y rebelde en el aire. Los alrededores del sitio mostraban cuadros en manta con versos del escritor plasmados con letra ebria y al carbón; envases de cerveza vacíos como ornamenta.
El recibimiento era con una “Ballena” (940 ml de cerveza) y no importó el no fumar en lugares cerrados. La intención era emular una tertulia de poeta maldito, charlas ebrias. Cuando la hora de preguntas y comentarios llegó, un joven del público hizo sonar su armónica en solitarias y melancólicas escalas. Fue el comentario más justo.
El recital concluyó con, al menos, cinco brindis y comentarios extras, en una de las paredes se leía un verso del autor que, a manera de cadáver exquisito, todos podían completarlo, hacerlo un poema. Al final, los más jóvenes robaron algunas cervezas y dos botellas de vino. Los cuadros con versos fueron imposibles de sacar. El mayor homenaje, a mí gusto, lo hicieron estos jóvenes, que horas más tarde hablaron de literatura con Dionisiacas voces en tertulia postrera a la oficial.
Vaya con la apología de la peda, ni discreción para ocultar que el patrocinador fue la Pacifico.
!Salud y a agarrar la peda!