El crimen del candidato presidencial, dejó de ser investigado y quedó reducido a la integración de grupos, a imponer su nombres a calles, colonias, pero el esclarecimiento del vil asesinato, quedó olvidado

 A 16 años de distancia del asesinato del entonces candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, su crimen continúa en absoluta impunidad, pues ninguna de las cuatro fiscalías especiales habilitadas en su momento para investigar el homicidio del político sonorense, han podido esclarecer el caso, sólo se encuentra en prisión Mario Aburto, quien accionó su arma en contra de Colosio en Lomas Taurinas, Tijuana.

La mañana del miércoles 23 de marzo de 1994, luego de haber encabezado un mitin en la explanada del Teatro de la Ciudad de esta ciudad capital, Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional -PRI-, viajó a Tijuana para encabezar otro acto proselitista en la colonia Lomas Taurinas. Y en cuanto el político sonorense bajó del avión fue recibido por una multitud que pretendía saludarlo y cuando logró zafarse del enredo humano, Colosio se trasladó con su comitiva a Lomas Taurinas, una colonia habitada por familias de escasos recursos y cuya topografía y accesos representaban un problema logístico, pero el candidato había aprobado la zona para encabezar un mitin.

Al concluir éste, Colosio descendía sobre una pendiente cuando de pronto, un joven le colocó una pistola detrás de la oreja y disparó.

Se trataba de Mario Aburto Martínez, trabajador de una maquiladora, quien, mientras era sujetado por elementos del Estado Mayor Presidencial, disparó por segunda ocasión, lesionando a su víctima en el abdomen.

Luis Donaldo cayó al suelo como fulminado por un rayo. El balazo en la cabeza lo desconectó del mundo para siempre.

En medio del desconcierto, el candidato fue levantado y trasladado hasta su camioneta Blazer. Apenas avanzó unos metros porque fue interceptada por una ambulancia que recibió al herido.

Los médicos que acompañaron a Colosio, decidieron conducirlo al hospital general. Allí se constató que la lesión en la cabeza era mortal por necesidad. El daño en el abdomen, por su naturaleza, no habría puesto en peligro su vida.

Luego de más de dos horas de maniobras de resucitación, Luis Donaldo Colosio sufrió un paro cardiaco irreversible y fue declarado muerto a las 7 de la tarde con 45 minutos.

Comenzaron entonces las investigaciones sobre el móvil del magnicidio y una serie de historias llenas de incongruencias y fantasías.

Sin embargo, 16 años después del asesinato del candidato presidencial priísta, queda en firme una verdad legal: El crimen fue cometido por un asesino solitario: Mario Aburto Martínez. Y nada se conoce del autor intelectual.

Actualmente el caso Colosio sólo es recordado por el PRI, pero olvidada la investigación por parte del gobierno federal, porque después de 16 años, no se tiene conocimiento que avances para el esclarecimiento del o de los autores materiales.

El crimen de Luis Donaldo Colosio Murrieta quedó en el olvido. Ya no se investiga.

La «reserva técnica» decretada por el último fiscal especial del caso, licenciado Luis Raúl González Pérez, se convirtió en un argumento sólido para que el Gobierno federal se desentendiera del magnicidio ocurrido el 23 de marzo de 1994 en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana.

Después de interrogar a más de mil 460 personas -entre ellas los ex presidentes Luis Echeverría Alvarez, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León- y de gastarse 135 millones 651 mil 401 pesos y agotar 27 líneas de investigación, la Subprocuraduría Especial del Caso Colosio desapareció como tal y terminó como elemento de una fiscalía especial que investiga otros homicidios.

A 16 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, por lo visto, ya no hay nada que hacer. O por lo menos la voluntad. Salvo esperar que la verdad jurídica se empate con la verdad histórica.

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