Erik Iván Murillo Mendoza

A pesar de la diferencia de ideologías, de pleitos en el congreso y declaraciones recriminatorias durante años el PAN y el PRD han decido formalizar alianzas en diferentes estados de la república.

Las elecciones presidenciales están cerca y el pastel es muy grande, así que ninguno de los contendientes puede arriesgarse ante la abrumadora popularidad del pop star Peña Nieto que ahora gobierna el Estado de México. Digamos que la presidencia es el premio mayor en la carrera política de cualquier sujeto, pero también hay gubernaturas, diputaciones y alcaldías con muy jugosos presupuestos que están en juego.

Los constantes errores del gobierno federal actual y las inconsistencias y desacuerdos dentro del PRD han orillado a la gente a voltear de nuevo hacia aquel viejo dinosaurio y elefante blanco de la política nacional, el PRI.

La posición de Peña Nieto es privilegiada, ya que no hay cuasi presidenciable tan famoso, con tanto gloss, polvo translucido y pantalla que este político, que aparte de «firmarte y cumplirte» sus promesas ante notario que de fe de su palabra también le encanta el mundo farandulero lleno de cámaras y flashes. Para ejemplo solo basta ver sus múltiples comerciales en cadena nacional con maquillaje perfecto en el ángulo preciso.

La debilidad del PRD y el PRI a nivel federal es evidente, así que no pueden quedarse con los brazos cruzados viendo como un candidato que se relaciona con pura artista como «La Lucerito» y «La Gaviota» se lleve toda la atención de las doñas asiduas a ver telenovelas.

Los partidos en México hacen todo por el poder, un día se destrozan y se desgarran las vestiduras como travestis borrachas en la cámara alta y otro día se piden disculpas. Aunque el PAN sea de derecha y el PRD de una marcada izquierda no quiere decir que estos partidos no puedan hacer alianzas a pesar de sus profundas diferencias ideológicas. El PAN es más papista que el Papa y el PRD es igual de liberal que los spring breakers en Los Cabos, pero a pesar de eso, cuando se trata de poder, no hay diferencia que se interponga.

Baja California Sur es un caso aparte, el poderío y fuerza que tiene el PRD en el estado harían casi inimaginable alguna coalición con el PAN, aunque a veces la realidad supera a la ficción y los políticos nunca se cansan de sorprendernos.

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