El lunes 15 de marzo de 2010, por la mañana, los arraigados en el expediente de averiguación previa relativa a los hechos en que perdiera la vida JHA, se negaron a someterse a la prueba del polígrafo, también conocida como detector de mentiras.
Arturo Rubio Ruíz
Durante el tiempo que lleva la indagatoria, tanto los arraigados como sus defensores, han estado difundiendo por diversos medios, que son chivos expiatorios, que no tienen nada que ocultar, que no participaron en los hechos, que también son víctimas del sistema de procuración de justicia.
En un afán de buscar la verdad agotando para ello todos los medios legales posibles, la coadyuvancia del ministerio público a mi cargo, propuso que se aplicara la prueba de polígrafo a los arraigados.
Para tal efecto, se obtuvo la designación de un perito en la materia, mismo que cuenta con reconocimiento internacional de su ejercicio profesional en el manejo del polígrafo.
Todo estaba listo, pero los arraigados se negaron a practicar la prueba.
Si no tienen nada que ocultar, si no tuvieron participación en los hechos, ¿por qué se niegan a someterse una prueba que por sí misma evidenciaría la coincidencia entre lo que afirman y lo que pericialmente pueda constatarse?
Solamente quienes temen enfrentarse a la verdad, o pretenden ocultarla, se niegan a someterse a la prueba del polígrafo.
Seguiremos agotando los medios legales de búsqueda de la verdad para que el resultado de la indagatoria refleje el conocimiento de la verdad histórica del evento, y se pueda exigir ante los tribunales, el castigo más severo que conforme a la ley aplicable, pueda imponerse a los responsables.
RITO DE INICIACIÓN
Una de las líneas de investigación apunta a que el evento se constituyó en un “rito de iniciación”, en el cual, un novato o aspirante, es requerido por los líderes de la pandilla, para que demuestre mediante la realización de un hecho específico, que es digno de formar parte de la pandilla.
De comprobarse esa línea de investigación, el asesinato de JHA, habría sido el resultado de una ejecución por encargo, de una prueba de exigencia a un aspirante a ingresar a un grupo o pandilla.
Tan espeluznante expectativa, propia de las pandillas violentas como “La eMe”, los Maras, los Aztecas, no tiene precedente registrado en el Estado, y no podemos permitir que se repita.
Debe castigarse a todos los responsables, tanto al autor material como a los intelectuales, y debe emprenderse una verdadera campaña de PREVENCIÓN DEL DELITO, abatiendo todas las causas generadores de la escalada de violencia que se vierte en creciente dentro de nuestra sociedad sudcaliforniana, cada día mas amenazada por la delincuencia organizada, y mal protegida por los cuerpos policíacos desorganizados, sin capacitación, mal pagados y bajo el mando, muchas veces de funcionarios corruptos e ineptos.