Perla Taddie García
Es muy común que en La Paz, las fiestas en propiedad privada sean repentinamente asaltadas por trabajadores del Municipio que se encargan de verificar los permisos y de confiscar las bebidas. El sábado 13 de Marzo, en la colonia «Villas del Encanto» hubo una «barra libre» donde la cooperación fue de 50 pesos, mismos que se utilizarían para festejar la graduación de los chicos que organizaron la fiesta y pagar el equipo de audio que se contrató para amenizar la velada. No hubo propiamente «venta» pues fue un acuerdo grupal y sin lucro.
Los cinco trabajadores del municipio confiscaron alrededor de cien botes de cerveza y dos barriles vacíos de 59 lts cada uno, datos que nos fueron confirmados por el inspector de eventos especiales, quien en tono despectivo hacía un conteo de lo que había en la barra. Se les explicó que la fiesta se estaba llevando a cabo en propiedad privada, por lo cual su presencia era un agravio a la misma ley que ellos «imponen»; sin embargo, los cinco representantes de las autoridades Municipales se mostraron groseros y con desaires, actitud que hacía imposible la intención de los anfitriones de hacerlos entender que estaban mal cumpliendo su labor. Estas personas llegan para intimidar a los jóvenes que buscan divertirse alejados de las riñas que se dan en los «antros»; estamos navegando en un mar de violencia y asesinatos que han acorralado a los jóvenes como ratas de laboratorio, limitándolos a espacios particulares donde tampoco pueden llevar literalmente «la fiesta en paz». Estudiantes pacíficos que se convierten en presa fácil para estos cazadores de «delincuentes universitarios«.
Es inconcebible que entre la violencia y la inseguridad que nos invade, los mismos trabajadores del municipio generen descontento entre la población más afectada de la ciudad, los jóvenes.