De 1970 a 1974, Gabriel Lirios, nativo de la ciudad de Puebla, inicio su aprendizaje en la Joyería De Mon’t, ubicada Frente al Zócalo de la Ciudad de México, en las calles de 5 de Mayo y Monte de Piedad.
Siguiendo los pasos de muchos compatriotas, Lirios emigró a los Estados Unidos buscando el «Sueño Americano», trabajando en los campos agrícolas en los alrededores de Sacramento, California. De regreso a la patria, el día 12 de Febrero de 1976 llegó a nuestra ciudad de La Paz, donde tuvo la suerte de reencontrarse con su oficio original de relojero en la Joyeria Rubi, donde pudo desplegar su ingenio y talento en esta delicada especialidad.
¿Que se necesita para ser un relojero?, preguntamos. Ganas de progresar y no rendirse ante la adversidad.
«Comí Ciruelas del Mogote y me convertí en Paceño», confiesa Larios, quien se dio a la tarea, junto con su equipo, y el apoyo de su juego de herramientas como pinzas, desarmadores, lentes tipo Lupa, diminutas y finas llaves, de abrir carátulas y mecanismos relojeros de todo tipo, desde los más populares como los Casio hasta los famosos Rolex. «Le tengo respeto a los relojes Cronómetros, Bulova, Citizen Omega, que requieren de mucho cuidado para repararlos”, comenta el relojero poblano y ex bracero en los campos californianos. Y añade:” El apogeo de mi negocio se desarrolló entre los años de 1976 a 1985; ganaba entre los quinientos a los ochocientos pesos al día. En el transcurso de los años la ciudad se fue acoplando al Estado Libre y Soberano, instaurado el 8 de octubre de 1974, y luego vino la crisis económica de 1994 con la devaluación del peso, afectando a los comerciantes. Una caída de la que no nos hemos recuperado del todo hasta la fecha.”