Rosa María Cortés, con domicilio conocido en esta capital, denunció presumible fraude, abuso de confianza y lo que resulte en contra de la agencia de viajes Pichilingue, que estaba ubicada en la esquina de Ramírez y Márquez de León, agencia que ya no existe y acusó de pasividad a la Profeco.
Agrega la querellante que la mencionada agencia se publicitaba también como Flores Ecotours, y atendían las hermanas Guadalupe y Socorro Flores Acosta.
En su querella, copia de la cual obra en poder de este diario, dice Rosa María que en julio del 2009 se presentó en la agencia Pichilingue para solicitar un paquete turístico a Miami, que incluía un crucero turístico a Puerto Rico, con escala en otros puertos del Caribe, con un costo total de 2,200 dólares, los cuales pagó de contado, para evitar «extemporaneidad», como le explicaron las hermanas Flores.
Agrega que una semana después le informaron que tenía que hacer un sobrepago de 300 dólares, los cuales se negó a cubrir al considerar que eran otras las condiciones sobre las cuales había pactado, por lo que decidió cancelar el viaje y pidió la devolución del dinero, comprometiéndose Guadalupe Flores a devolvérselo en un plazo de 15 días a un mes.
Pero como el tiempo fue pasado y no le regresaban el dinero, presentó una demanda en la Profeco, que tampoco resolvió el problema, porque la agencia de viajes se declaró insolvente, después de tres meses de «negociaciones», que sólo constituyeron pérdida de tiempo.
Funcionarios de la Profeco aseguraron que continuarían con la demanda, pero más bien la recomendaron que buscara una solución de su problema por la vía judicial, pero la señora Flores le pidió que no lo hiciera y prometió cumplir con el reembolso.
Pero como a últimas fechas se le escondía y ya ni el teléfono le contestaba decidió denunciarla públicamente, porque además de ella supo que por lo menos otras personas afectadas, sumando el total de la defraudado 86 mil pesos.